Los estudios científicos nos orientan sobre ciertos conceptos muy interesantes. De entrada las distintas superficies comportan diferentes técnicas de carrera en función de la dureza, de la irregularidad y del desnivel. Las superficies planas, como el asfalto, la pista o la cinta de correr, obligan en cada zancada a repetir el mismo gesto. Esta regularidad de movimiento, como consecuencia, produce también la repetición de los mismos vicios biomecánicos. Si comparamos una superficie blanda con una dura, correr sobre la primera no comporta un aumento de la prevalencia de lesiones si estamos acostumbrados.

Por otro lado, la variación de las biomecánicas provocadas por las superficies irregulares naturales conlleva una variación del estrés tisular, cosa que reducirá el riesgo de lesión por sobreutilización. El terreno a privilegiar es el cross-country, es decir, una superficie dura e irregular que permita una gran variabilidad de movimientos a nivel de los miembros inferiores. ¡De manera que se solicitan más partes del cuerpo haciendo que su adaptación sea todavía más importante!